martes, 10 de mayo de 2011

Tropa de élite, el arte de vivir al límite


Así como Argentina con las películas sobre la dictadura militar, Brasil también tiene su caballito de batalla, no menos efectivo, en lo que respecta a cine. Favelas, narcotráfico, corrupción, marginalidad y violencia son una marca registrada de las mejores películas de la década en el país vecino. Cidade de Deus (2002), Salve Geral (2009) y ambas Tropa de Élite son prueba de esto.

Tropa tiene su cuota de realidad. Y es que todo surgió con la publicación del libro "Tropa de Élite -una guerra tiene muchas versiones-" (lanzado en Argentina por editorial Marea), escrito por el antrópologo Luiz Eduardo Soares, con la colaboración de André Batista y Rodrigo Pimental, ex miembros del BOPE (Batalhão de Operações Policiais Especiais -Batallón de Operaciones Policiales Especiales, en castellano-).

La primera edición de Tropa de Élite, estrenada en 2007, llamó la atención, incluso antes de que viera la luz, gracias a la filtración de la cinta, que se vendía ilegalmente (y como pan caliente) en las calles de Río de Janeiro. En un principio, se pensó que era una estrategia de marketing. Pero no. Tres empleados de la productora encargada de los subtítulos para su difusión en Estados Unidos fueron quienes distribuyeron el film de forma clandestina. Quedaron detenidos y se vieron obligados a declarar la verdad. Poco después, fueron liberados. Así empezó el boom de Tropa de Élite.

Ok, então vamo lá, diz:
Tu quer a paz, eu quero também,
Mas o estado não tem direito de matar ninguém
Aqui não tem pena morte mas segue o pensamento
O desejo de matar de um Capitão Nascimento
Que, sem treinamento, se mostra incompetente
O cidadão por outro lado se diz, impotente, mas
A impotência não é uma escolha também
De assumir a própria responsabilidade
Hein?
(Desabafo – Marcelo D2)



La película narra las aventuras del Capitán Roberto Nascimento, líder del BOPE, el brazo más extremo de la Policía Militar del estado de Río de Janeiro. Cuando la historia comienza, en 1997, Nascimento es el encargado de cuidar la seguridad del papa Juan Pablo II en su visita a Brasil. Pero esa no es su única misión: Nascimento, que quiere dedicarse a su familia -su mujer y su hijo que está por nacer-, busca un reemplazante idóneo que pueda cumplir su rol en un futuro no muy lejano. Pero esa no es un tarea sencilla.

¿Por qué? Porque la fuerza policial está llena de corruptos, que manejan las coimas que deja el narcotráfico y pasean su impunidad por las favelas como si estuvieran en el patio de su casa. Como en todos lados, hay policías honestos y de los malos, y en Tropa I abundan los malos.

En un operativo que parecía destinado al fracaso, en un medio de un morro y en un baile funk, Nascimento conoce a los oficiales Neto y Matías, dos potenciales candidatos a sucederlo en el BOPE, que, si tuvieran lo que le faltaba el uno al otro, serían tranquilamente los reemplazantes del Capitán en el BOPE. Pero Neto muere pronto, liquidado en la entrada de una favela.

La idea de Nascimento es clara: eliminar a los narcotraficantes a cualquier precio. Y los métodos del Capitán para que los adictos confiesen quién es el dealer no son los más amigables. La primera parte de la película se caracteriza por mostrar una crudeza pocas veces vista, pero real: interrogatorios llenos de golpes y patadas en búsqueda de indicios, bolsas de plástico en la cabeza y mucho, pero mucho, plomo.

Dizem que ela existe pra ajudar
Dizem que ela existe pra proteger
Eu sei que ela pode te parar
Eu sei que ela pode te foder
Polícia para quem precisa
Polícia para quem precisa de polícia
Polícia - Sepultura / Titãs



La secuela, Tropa de Élite 2 (El enemigo ahora es otro), estrenada en 2010, se convirtió en la película más vista de la historia en Brasil con más de 11 millones de espectadores y la trama, cuando parecía difícil de superar a su antecesora, cumplió con creces. En Tropa 2 se muestra a un Nascimento más maduro, no solo porque la historia comienza a contarse en 2006, con un salto a la actualidad, sino porque también pone el foco en otro lado: ya no los simples consumidores de marihuana, sino los turbios vínculos entre políticos estaduales, narcotraficantes y policías.

Esta segunda etapa comienza con una mala decisión del oficial Matías, que, en conjunto con Nascimento, intenta controlar un motín en una prisión de Bangu. Todo parecía bajo control, pero Matías mata al cabecilla del motín y las cosas cambian abruptamente para ambos.

Matías es apartado del BOPE y Nascimento es ascendido y nombrado Subsecretario de inteligencia de la secretaría estadual de seguridad pública de Río de Janeiro. Así, logra acabar con el crimen organizado, pero, como siempre, surge un grupo nuevo: las milicias, que cuentan con el aval del gobernador, disputados y policías, y que tendrán un rol importante de cara a las próximas elecciones.

Eu vivo sem saber até quando ainda estou vivo
Sem saber o calibre do perigo
Eu não sei da onde vem o tiro
(O calibre – Os Paralamas do Sucesso)

El robo de armas por parte de una milicia protegida desde el poder es el chivo expiatorio para obligar a Nascimento a tejer una operación que eliminaría a los traficantes y, supuestamente, encontraría las armas. El oficial Matías queda a cargo de la operación y el plan sale casi a la perfección. Casi, porque los traficantes mueren pero las armas, obviamente, nunca aparecen. Las dudas de Matías y el planteo a sus superiores terminan cuando se da vuelta y recibe un balazo por la espalda que acaba con su vida.

A partir de allí, Nascimento se da cuenta de que la secretaría para la que trabaja encubre a los políticos y policías corruptos y emprende una investigación en la justicia con el fin de salvar a su familia (su ex mujer y su hijo ya adolescente), que está en peligro, sin importarle los riesgos que esto puede causar en su propia vida.

No es la intención de este post contar los finales de ambos filmes, de hecho no lo hace, pero no es casualidad que los créditos de la película empiecen con el tema de Os Paralamas do Sucesso que musicaliza el subtítulo de este texto. Es que en las favelas brasileñas, estando de un lado o del otro, se vive al límite. O, como canta Herbert Vianna, sin saber de dónde viene el tiro.

Links

- Sitio oficial de Tropa de Élite 1.
- Sitio oficial de Tropa de Élite 2.

martes, 3 de mayo de 2011

Entourage


Si no me equivoco fue Tevez en una entrevista con Susana Gimenez, en esa oportunidad el delantero del Manchester contó que cuando se fue a vivir a Inglaterra, se llevó con él a un par de amigos de su infancia. Susana lo miró extrañada, y el jugador dijo que lo hizo porque teniendo en cuenta que iba a vivir en un lugar extraño, en el que probablemente muchos se acercarían por interés, sus amigos eran un valiosísimo cable a tierra, y que con ellos podía disfrutar de todo lo que tenía. Ese mismo concepto es el de Entourage, una serie de HBO sobre Vincent Chase, un joven actor que cuando se muda a Hollywood decide llevarse a vivir con él a su hermano mayor y a sus 2 mejores amigos de la infancia, y en la meca del cine mantenerlos a todos juntos en una mansión enorme con el único propósito de estar rodeado de gente de su confianza. Claro, esta descripción hasta parece tierna, pero en realidad la serie es una seguida de fiestas, borracheras y excesos que sólo el lujo permite.

Ari como gatillo involuntario

El grupo lo completa Ari, el hiperquinético representante del protagonista desde el cual nace el gran atractivo de la serie, ya que partiendo de la figura del manager, Entourage comenzará a abrirse hacia distintos lugares impensados a priori. La comparación con Sex and the City resulta casi obligada. Ambas series son de HBO –lo cual significa una libertad creativa que expone a los guionistas a quedar en el papelón o a hacer historia-, ambas tratan sobre un grupo definido desde su sexualidad y, por último, ambas tratan sobre las vidas atoradas en un –provocado o involuntario- status quo. En el caso de Carrie y compañía, la serie se convirtió rápidamente en víctima de su propio triunfo, y Darren Star comprendió que, lamentablemente, el producto tenía éxito por las razones equivocadas. Pero lejos de escaparle a la fórmula, prefirió llevarla hasta sus últimas consecuencias, haciendo de Sex and the City una soap-opera con ínfulas feministas que quedaron en la calle luego del primer volantazo. Los personajes se achataron, el drama de cartulina terminó por imponerse y la serie perdió lustre –aunque nunca el público-. Y lo más grave: Sex and The city se olvidó de las mujeres reales (esas que aparecían hablando a cámara en la primer temporada) y ofreció sofisticación berreta de un supuesto contenido elevado que, a los papeles, se revelaba cada vez más pavote. Frente a este modelo está Chase con sus amigos, y para decirlo sin mucha vuelta: Entourage funciona porque explica el funcionamiento de Hollywood bajo mil capas la silicona, marihuana, autos, borracheras y el nivel más elevado de superficialidad que se vio en años.

Como Seinfeld

Al igual que la sitcom creada por Larry David y Jerry Seinfeld, Entourage comprende que para decir cosas hay que escribirlas por debajo de la mesa, preferentemente desde la burla, exhibiendo el costado más oscuro pero haciendo foco en que Hollywood es el mejor lugar para la joda. Como decía antes, la figura de Ari, el representante, es el vehículo que utiliza la serie como trinchera desde la cual revelar cómo se arma una película, quienes son los que REALMENTE toman las decisiones (la figura de un director respetado y de calidad en Entourage está más cerca del Jack Horner de Burt Reynolds que de Hawks) y cómo se construye la figura de la estrella. Al momento que la serie pareciera transformarse en una fiesta interminable, y cuando el espectador entiende que está viendo concretada la mayor fantasía masculina sobre la amistad y comprende que nunca nada va a salirle mal a ninguno de los protagonistas, la serie de forma oblicua denuncia los vicios de Hollywood, y no duda en hablar con en el mismo tono despreocupado tanto del enorme drama que significa “cruzar espadas” (aquí su significado) hasta de cómo el más miserable ejecutivo de un estudio puede estropear la película de un director talentoso, o archivar un proyecto jugoso con tal de darle más manija a la franquicia de turno. Acá es cuando Entourage hace justamente el camino inverso de Sex and The City, porque arranca de menos para convertirse en más. La serie se entiende a sí misma, y comprende que es insoportable pensar el eje desde la eterna joda de ser millonario en Hollywood, y que el programa debía utilizar esa máscara para convertirse en una serie política. Como un film de denuncia, Entourage es actualmente el mejor medio para saber de cine desde la televisión, para entender sus mecanismos y conocer sus miserias. Y todo desde la óptica del grupo menos sospechoso. Solamente por eso, Entourage aún existe, porque le escupen a todos los amargos ejecutivos que empobrecen el medio, pero nadie se queja, porque lo hacen desde la Mansión Playboy.

Abajo el adelanto de la tercer temporada:



Martín Fernandez Cruz